jueves, 6 de marzo de 2008

El demonio llamado Lidianet

Mientras el agua caía sobre sus manos, sintió un ruido que venía desde el interior del inodoro. Como si unos golpes desde dentro intentaban abrir la tapa.

El niño cerró el grifo de agua y se acercó lentamente al aparato de cerámica blanca al que acudiría después del almuerzo. Otra vez el ruido lo inquietó. A primera impresión, él creyó que a sus padres o a alguno de sus hermanos se les cayó algo dentro. Levantó la tapa del inodoro y asomándose vio el agua dentro de color negro, pocos segundos viendo esa masa líquida le inquietó y antes que llame a su padre una burbuja comenzó a emerger desde dentro haciéndolo retroceder hasta chocar contra el lavatorio. Su voz se cuarteó impidiéndole gritar. No se trataba de agua de color negro, sino de cabellos oscuros de una mujer cuya cabeza salía desde el interior del inodoro. Sus pensamientos quedaron en blanco y no pudo reaccionar ante la forma de aquella serpentina silueta. Los cabellos negros mojados de la mujer cubrían parte de su blanco y desnudo cuerpo, el torso ya había salido por completo para luego mostrar su falta de extremidades inferiores reemplazadas por una cola de reptil verde lleno de escamas y húmedo por el líquido del aparato de donde salía. El niño intentó gritar una vez más pero su miedo lo traicionó nuevamente dejándolo paralizado y sus ojitos grises pudieron ver al final de su vida como eran arrancados por ese demonio que luego acabó arrancándole parte del cuello, dejando que su sangre se derrame por las losetas blancas del cuarto de baño.




Extracto del libro "El Catalizador" Por Augusto Murillo


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